Neumólogos del Hospital de Valme investigan la relación de la apnea del sueño con varios tipos de cáncer

Francisco Campos, jefe de Neumología del hospital sevillano, es uno de los cuatro españoles que ha participado en la redacción del mayor manual internacional sobre patologías del sueño que se publica en el mundo

Francisco Campos, jefe de Neumología del Hospital de Valme de Sevilla – ABC

Neumólogos del Hospital de Valme de Sevilla investigan desde hace años, en colaboración con varios hospitales europeos y otros de Ohio y Wisconsin (Estados Unidos), la relación de la apnea del sueño con algunos tipos de cáncer. Liderados por Francisco Campos Rodríguez, jefe de Neumología del centro sevillano, los investigadores han podido confirmar nexos con el melanoma y tratan de buscar otros con el cáncer de pulmón, riñón y próstata. 

«La falta de oxígeno que se produce durante esas pausas respiratorias que provoca la apnea del sueño podrían activar mecanismos inflamatorios que facilitan de alguna forma el desarrollo de ciertos tumores o favoreciesen una peor evolución de los mismos. Es un tema que se está investigando actualmente y estamos pendientes de publicar un estudio sobre la relación con el cáncer de próstata, un cáncer muy frecuente en hombres, aunque aún hay pocos datos», asegura el doctor Campos, que confirma a ABC que «sí existe ya un modelo comprobado, que es el del melanoma cutáneo, donde se han descubierto relaciones entre los pacientes con apnea del sueño más grave con este tipo de tumores cutáneos». 

Esta relación de la apnea con otras enfermedades si está plenamente documentada desde hace años con la hipertensión arterial. «Está demostrado que las pausas respiratorias, que designamos con el nombre de hipoxia intermitente, ponen en marcha una serie de mecanismos intermedios como el aumento de la actividad del sistema nervioso simpático, mecanismos inflamatorios, etcétera, que contribuyen a elevar la presión arterial, lo que acaba siendo un factor de riesgo cardiovascular», asegura el doctor Campos.

Las implicaciones negativas de la apnea del sueño van, no obstante, más allá y se extienden al ictus, la arritmia y la cardiopatía isquémica, según las últimas investigaciones. «Las mayores evidencias científicas hasta ahora señalan la hipertensión arterial pero se han constatado consecuencias en la calidad de vida, el rendimiento en el trabajo, la concentración, aparición de cefaleas y de somnolencia diurna. Está comprobado que la apnea del sueño aumenta el riesgo de tener accidentes de tráfico y laborales y también está demostrado que el tratamiento de esta enfermedad reduce significativamente ese riesgo».

Aunque no existen fármacos contra la apnea del sueño, sí existe el tratamiento con un equipo de presión positiva continua en la vía aérea superior (CPAP). «Junto con las medidas higiénicas y dietéticas, es el tratamiento fundamental que existe en este momento contra esta enfermedad». El problema que tiene el CPAP, que corrige la somnolencia diurna en el 90 por ciento de los casos, es que la mascarilla que hay que ponerse todas las noches para dormir (y que se descubrió hace casi treinta años) es muy molesta y muchos acaban abandonándola.

«La adherencia al tratamiento CPAP es alta pero existe un diez por ciento de pacientes a los que no les funciona y no acaban con esa somnolencia diurna residual, muy peligrosa en el caso de conductores profesionales u operarios que deban manejar maquinaria pesada».Existen evidencias de la conexión entre la apnea del sueño y el melanoma y se está investigando una posible relación con cáncer de próstata, pulmón y riñónUnos cuarenta mil sevillanos padecen apnea del sueño en mayor o menor grado.

Francisco Campos Rodríguez es el único especialista andaluz de los cuatro neumólogos españoles implicados en la elaboración del manual internacional de referencia sobre patología del sueño: «Principles and Practice of Sleep Medicine». En este tratado de Medicina, considerado como la Biblia de la patología del sueño con más de doscientos capítulos, participan casi cuatrocientos autores de procedencia mundial.

Editado por el profesor Meir Kryger, acaba de publicarse su séptima edición siendo Campos Rodríguez el coordinador de uno de sus capítulos, el destinado al abordaje de la apnea del sueño y la hipertensión arterial. La apnea del sueño es una enfermedad muy frecuente, que afecta aproximadamente del 6-10 por ciento de la población. Se caracteriza por la obstrucción de la vía aérea superior mientras se duerme, provocando hipoxia y alteraciones en la estructura del sueño. Produce deterioro de la calidad de vida, hipertensión arterial, aumento del riesgo cardiovascular, somnolencia diurna excesiva y aumento del riesgo de accidentes de tráfico, entre otros.

La apnea del sueño constituye un factor de riesgo reconocido por la comunidad científica para padecer hipertensión arterial sistémica simple, así como formas de hipertensión arterial resistentes a los tratamientos farmacológicos. El principal mecanismo implicado es la activación del sistema simpático relacionado con la hipoxia intermitente (falta de oxígeno) que se produce en cada apnea.

Una paciente en la Unidad del Sueño del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla
Una paciente en la Unidad del Sueño del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla – ABC

Esta asociación entre apnea del sueño e hipertensión arterial sistémica se refleja en que aproximadamente un 50 por ciento de los pacientes con apnea del sueño moderada-grave son hipertensos, y a la inversa, más de un 30% de los hipertensos y más del 70% de los hipertensos resistentes al tratamiento presentan una apnea del sueño. Se estima que padecer una apnea del sueño moderada-grave aumentaría entre 1.5 y 3 veces el riesgo de desarrollar hipertensión arterial.

Otro aspecto que reseña Campos Rodríguez en ese capítulo de libro es el hecho de que la apnea del sueño sea capaz de modificar el patrón tensional nocturno fisiológico, que en individuos normales suele suponer una caída de la presión arterial durante el sueño de al menos un 10% con respecto a las cifras de presión arterial observadas durante el día, a un patrón denominado «non-dipper», en el que la presión arterial no baja durante el sueño, y que es un reconocido factor de riesgo cardiovascular.

Este experto sevillano destaca las principales medidas requeridas en el tratamiento de la apnea del sueño: evitar la obesidad y el tabaco, así como disponer de buenos hábitos de sueño. Por lo que se refiere al tratamiento CPAP se ha demostrado que cuando se combina con la pérdida de peso en pacientes obesos, puede reducir adicionalmente las cifras de presión arterial en pacientes hipertensos. Diferentes estudios estiman que este tratamiento puede reducir en torno a 2-2.5 mmHg la presión arterial sistólica, y en 1-1.5 mmHg la presión arterial diastólica, lo cual ha demostrado a largo plazo una protección cardiovascular clínicamente significativa. Estas reducciones en la presión arterial son aún mayores en pacientes con hipertensión arterial resistente, en torno a 4-5 mmHg.

Para que la CPAP sea eficaz es fundamental un uso correcto del aparato, lo que implica usarlo todo el tiempo de sueño; es decir, todas las noches, un mínimo de 4-5 horas diarias. Este experto sevillano destaca las principales medidas requeridas en el tratamiento de la apnea del sueño: evitar la obesidad y el tabaco, así como disponer de buenos hábitos de sueño. Se ha demostrado que cuando se combina el CPAP con la pérdida de peso en pacientes obesos, puede reducir adicionalmente las cifras de presión arterial en pacientes hipertensos.

Fuente: ABC

Redacción

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