El plan de la Feria 2022: unos socios los días pares y otros los impares

Fiestas Mayores y la Policía Local comienzan a perfilar las fiestas de primavera, supeditadas a los límites sociales y sanitarios que el Covid obligará a mantener aún para esas fechas

Ambiente en las calles del real durante la Feria de 2019, la última en celebrarse – Juan Flores

El curso político se reactiva en estos primeros compases de septiembre y en Sevilla capital este va a pasar durante las próximas semanas, y con la menor dilación posible, por la planificación de las fiestas de la primavera del año próximo. Que deben quedar muy definidas y con mucho margen teniendo en cuenta las circunstancias excepcionales en que se van a desarrollar -si finalmente se celebran- tras dos años de suspensión por culpa de la pandemia de Covid-19. Por eso, el equipo de gobierno del socialista Juan Espadas ya prepara el plan para estas citas principales de la capital andaluza. De hecho, y como adelantó ABC a comienzos de agosto, Fiestas Mayores ha adelantado algo los plazos habituales y ha comenzado ya a «montar» la Feria de Abril de 2022 con los primeros contratos y licitaciones de casetas, portada, suministros, servicios e instalación eléctrica.

Pero más allá del trabajo en esta área, donde va a estar la piedra angular de la próxima edición de la Feria, prevista del 1 al 7 de mayo, será en la labor que realice el área de Seguridad. No en vano, el responsable de la misma, Diego Ramos, y la propia Policía Localcoordinarán todo lo que se disponga puesto que el elemento principal de la semana de festejos será el control de la masa y de los flujos de personas a causa de las medidas sanitarias que supeditarán el evento para evitar contagios de coronavirus. Ese regreso a la normalidad relativa estará radicalmente vigilado y bajo el control de las fuerzas de seguridad, como ya está quedando expuesto en los primeros contactos y planteamientos con los que se trabaja en el Ayuntamiento. De hecho, el plan que está empezando a perfilar el equipo municipal pasa por una idea de base que va a ser difícil variar: la Feria ha de convertirse en un recinto cerrado con controles de acceso para poder aplicar medidas de control, de aforos y de movimientos de personas en su interior. Algo que, en las condiciones tradicionales en las que se desarrolla sería imposible al tratarse de un espacio abierto en plena ciudad. Frente al coronavirus, misión imposible. 

Así lo han confirmado a este periódico fuentes municipales, que recalcan esa necesidad de generar «un recinto cerrado para que la Feria se pueda celebrar en las condiciones sanitarias y sociales en que aún se va a estar el año que viene». O espacio delimitado o será casi imposible celebrar este evento. Este recinto vallado y con controles en sus accesos estará inspirado, según estos planteamientos iniciales del equipo de Espadas, en el modelo de cualquier parque de atracciones o temático, como ya se hizo con las atracciones de la Calle del Infierno de este mismo año, el llamado Vive Park Sevilla. El buen resultado de este modelo ha animado a los responsables municipales a emularlo en el real para la edición de 2022, aunque en la zona de las casetas las circunstancias son mucho más complicadas, obviamente. Bajo esa coordinación policial, desde luego, el pilar del nuevo modelo de Feria será ese, el de un recinto acotado. 

Controles y límites

Esta disposición como espacio cerrado conllevará numerosas novedades que se están ya analizando aunque aún no se haya tomado una decisión definitiva. En este sentido, se estudia la posibilidad del uso de pases para acceder a la Feria como medida más efectiva que permita gestionar y vigilar el aforo, la afluencia al real. Esos pases, al estilo de los que se usaban en la Expo 92, permitirían entrar en la Feria bajo una serie de normas y, sobre todo, mediante un sistema de limitación de aforos. Esto es, podrían suponer que no se pudiera acceder al recinto todos los días de la semana de farolillos sino en jornadas alternas o un número de veces limitado. Actualmente es sólo un planteamiento que se ha puesto sobre la mesa, pero la medida definitiva que se adopte no va a poder diferir mucho de este sistema, que a buen seguro va a generar una tremenda polémica en la ciudad.

Esos pases de acceso con limitaciones tendrían una segunda derivada aún más compleja y que se va a tratar con los caseteros, la de proponer turnos para la apertura de las casetas y que, mediante un sistema numérico o de días pares e impares, algunas no abran, de forma que se reduzca notablemente el número de personas en el real. A menos casetas abiertas, menos gente. Esto conlleva unas evidentes repercusiones económicas e iría acompañado, además, de una norma para limitar el aforo de las propias casetas en sí, que no podrían exceder de una cantidad de personas en función de sus dimensiones y con el trasfondo de las disposiciones que las autoridades sanitarias mantengan en ese momento, si es que se mantienen. Esta idea básica de los turnos se va a trasladar a los caseteros para ir dándole forma conjuntamente con el propio aforo de cada espacio modular. Los criterios se deben todavía pulir, ya que se barajan desde accesos en días pares o impares a cuotas de estricta antigüedad hasta completar aforos. 

La dirección de las calles

Por otro lado, y como ya adelantó ABC, el otro gran argumento para la gestión de las masas será el de las calles de una sola dirección para el movimiento de las personas dentro de la Feria, siguiendo el recorrido que tiene marcado el propio paseo de caballos. Las calles donde los carros y los equinos tienen como dirección obligatoria el oeste, por ejemplo, mantendrían esa disposición también para el flujo de personas. Las del este, al este, y así en las cuatro direcciones posibles. Habría que concretar el funcionamiento de las aceras de albero y las direcciones de las mismas, además, abriéndose la posibilidad de que una sea en sentido ascendente y otra, descendente. Para los carruajes, por su lado, también habría que establecer unos límites que serían similares a los ya utilizados cuando se produjo el colapso del paseo de caballos a consecuencia de su elevado número, para lo que se optó por permitir el tránsito en días alternos en función de las matrículas de esos coches (pares o impares).

Al hilo de ello, el principal problema que se ha planteado dando por hecho este modelo es el de las intersecciones, pues en esos cruces de calles confluirían direcciones opuestas que habría que regular y derivar. Sólo podría hacerse mediante vallados y retenes policialesen esos puntos una vez concluya el paseo de caballos y las calzadas queden liberadas para el tránsito humano. Para intentar mejorar este control de los flujos internos, además, se estudia la posibilidad de instalar más cámaras de videovigilancia en tramos finales de las calles, accesos y, sobre todo, en las citadas intersecciones. Vienen funcionando varias cámaras de seguridad en el real en los últimos años, pero habría que reforzar ese dispositivo, algo que los responsables policiales han puesto ya sobre la mesa. No hay que olvidar que todo ello tendrá unas connotaciones y elementos legales que habrá que repasar, obviamente. Y sobre todo, que se va a tratar de un modelo muy alejado de la esencia de la propia Feria.

El problema de los turistas, la competencia de la Junta y la última palabra del TSJA

Las posibilidades que se empiezan a poner sobre la mesa para poder celebrar la próxima Feria de Abril con garantías de que las autoridades sanitarias den el visto bueno dejan sobre la mesa muchas preguntas que se tendrán que ir resolviendo en los próximos meses, mientras se termina de definir el modelo concreto y las normas bajo las que funcionará un evento absolutamente alejado del control, el orden y la distancia social. Muchas de esas incógnitas son de índole estrictamente legal, además. Una de las principales, y que ya asalta las mesas de los responsables municipales, es qué va a ocurrir con los turistas, puesto que los límites y esa idea de aforrar un recinto cerrado conllevan una serie de criterios para poder acceder que dejarían fuera a muchos de los sevillanos que, incluso, tienen una caseta en el real. Habría que articular turnos, horarios o días de ‘descanso’, de forma que saldrían perjudicados muchos socios de casetas. Además, en esos criterios tendrían preferencia, de alguna manera, los sevillanos, con lo que el orden de prioridades dejaría muy lejos de la posibilidad de visitar la Feria a los turistas, con todas las consecuencias que eso tendría para la economía local y también con las ramificaciones legales que ello conllevaría.

Todas las disposiciones que se adopten, además, tendrán que pasar por el ‘filtro’ de la Junta de Andalucía, que tiene las competencias en todo lo que tiene que ver con las medidas sanitarias y sociales para aplacar las consecuencias de la pandemia de Covid-19. La Administración regional, de distinto color político que el Ayuntamiento -aún dirigido por Juan Espadas, el próximo rival electoral de Juanma Moreno- tendrá la decisión final y aceptará o rechazará el plan que pergeñe el equipo municipal, con el que ya ha mantenido importantes diferencias en ese sentido y, sobre todo, en la capacidad de asumir el coste de todas esas medidas. Por si esto fuera poco, finalmente será el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) el que tenga la última palabra en torno a las determinaciones con las que se debiera celebrar la Feria de Abril, al igual que lo hace cuando hay que decidir si se aplica el toque de queda a un municipio concreto por su alta tasa de contagios de coronavirus. El dictamen de la Junta en torno a la Feria acabará también en la Justicia.

Fuente: ABC

Redacción

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